La Feria Internacional del Libro de Buenos Aires no adhiere al paro general de este jueves convocado por la CGT (Confederación General del Trabajo). A pesar del discurso crítico hacia el gobierno de Javier Milei durante la inauguración de esta edición, la Fundación El Libro (FEL) informó que deja que los casi 350 stands expositores decidan si van o no a trabajar. Un 10 por ciento confirmó que se plegará a la medida de fuerza, entre los que se destacan la editorial Colihue, las que integran el stand colectivo del Ministerio del Libro (Milena Caserola, Astier, Muchas nueces, La Cebra, Tinta Limón, Ediciones Documenta y Hekht, entre otras) y los sellos agrupados en Reunión (Sigilo, Chai, Godot, Gourmet Musical, Maten al Mensajero y La Parte Maldita). El predio de La Rural abrirá sus puertas a las 14, pero cerrará dos horas antes, a las 20, por lo que no habrá entrada gratis y quienes quieran asistir tendrán que abonar 3.500 pesos.

Alejandro Vaccaro, presidente de la Fundación El Libro (FEL) dice que la entidad mantiene la visión crítica hacia las políticas de la ultraderecha, como quedó manifestado en su discurso de apertura de esta edición. La Feria abrirá sus puertas en el predio de La Rural y serán los expositores quienes decidirán si se sumarán o no al paro. “Lo único que hacemos es garantizar el derecho de huelga. El derecho de huelga lo tienen ambas partes, los que adhieren y los que quieren trabajar. Si nosotros cerramos, estamos dando por sentado que los casi 350 stands de la feria no van a abrir, no van a trabajar”, explica Vaccaro a Página/12. A título personal, Vaccaro adhiere al paro, “pero mucha gente quiere ir a la feria a trabajar”, agrega. “Se nos plantean algunas cuestiones incluso de índole legal porque estamos cercenando la posibilidad de que alguien ejerza su derecho a trabajar, como también respetamos el derecho del que no quiere trabajar. Si durante la feria alguien no abre el stand, tiene una sanción. Acá no va a haber sanción de ninguna naturaleza”, aclara y comenta que están trabajando “arduamente” para garantizar la seguridad de los libros de los 35 expositores que hasta el momento adhieren al paro.

El Consejo de Administración de la FEL se reunió el martes por la tarde y por mayoría resolvió que la Feria permanecerá abierta. “Más allá de la visión crítica que tenemos del gobierno, el que quiera trabajar que trabaje. No queremos tener un problema legal con el expositor que pagó un stand para estar 19 días abierto al público y nosotros le damos 18”, revela Vaccaro. Aunque se analizó la posibilidad de extender la Feria un día más o ampliar los horarios no se pudo materializar. “Nosotros garantizamos a nuestros trabajadores el derecho que tienen de adherir al paro. Insisto, yo soy uno de ellos en lo personal, pero no podemos negar el derecho a trabajar; es como si al dueño de un comercio le ponemos un vallado en la puerta para que nadie entre porque hay paro. No se pueden hacer esas cosas; hay gente que no piensa de esta manera y la tenemos que respetar. Estamos, además, en un momento muy crítico, las ecuaciones económicas de los expositores están al límite y hay gente que cree que un día les puede cambiar un poco la cosa. La realidad es que el 10% dijo que va a adherir al paro, el resto se manifestó en contra o no dijo nada”.

Hay editoriales que adhieren al paro y sus oficinas permanecerán cerradas, pero como la Feria abre van a atender en sus stands con un equipo reducido, como Siglo XXI. Otro stand que tendrá una estructura de atención mínima será el del grupo Penguin Random House. Matías Reck, de Milena Caserola, confirma que algunas editoriales que integran el Ministerio del Libro harán paro y movilización hacia el stand “quizá para conversar con quienes se acerquen, también para cuidar los libros, ya que la feria estará abierta”, precisa el editor. “El Ministerio del Libro surge a contramano de este gobierno que cierra ministerios. Nosotros nos oponemos a las políticas del gobierno desde el día uno y dentro del stand las actividades que realizamos fueron también asambleas con trabajadores despedidos de distintos lugares como Télam, Biblioteca Nacional y otros organismos”, recuerda Reck. No es la primera vez que la Feria tiene que tomar una decisión sobre qué hacer ante un hecho inesperado y trascendental de la coyuntura política. Hace casi siete años, el 10 de mayo de 2017, en la edición 43° que inauguró la escritora Luisa Valenzuela, la Feria también estuvo abierta, pero muchas escritoras como Claudia Piñeiro, la propia Valenzuela y Liliana Heker –que habló en la apertura de esta edición- decidieron cancelar sus actividades en el Predio de La Rural para marchar a Plaza de Mayo en repudio al fallo de la Corte Suprema que había habilitado la aplicación del 2X1 para los genocidas.

“En un contexto de debacle e incertidumbre total para la industria y durante el transcurso de una de las ediciones de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires más complicadas y aciagas de los últimos años (con caídas de hasta el 40% en las ventas respecto a la ya de por sí mala edición anterior), decidimos sacrificar las ventas de un día de Feria para sumarnos a la medida de fuerza que lxs trabajadorxs de todo el país van a realizar en contra de las políticas de miseria, entrega y violencia que impulsa el gobierno nacional, cristalizadas en la denominada ‘Ley Bases’ y en el DNU rechazado por la cámara de senadores”, plantea el colectivo Territorio y Producción Editorial Organizada (TyPEO), integrado por las editoriales Astier Libros, Ediciones Cúlmine, Editorial El Colectivo, Del Signo Ediciones, La Libre Editora, Muchas Nueces, Hasta Trilce, Rara Avis, Ripio, Ubu Ediciones.

En el comunicado de TyPEO, que comparte el stand del Ministerio del Libro con Todo Libro es Político, argumentan por qué paran. “Nos definimos e identificamos como trabajadorxs, esa es nuestra condición y pertenencia, desde la cual producimos nuestros libros e intervenimos en el mundo. No somos ajenos ni indiferentes ante el sufrimiento de nuestrxs compatriotas”, advierte el colectivo editorial y concluye: “Esto no es un paro sectorial ni de una organización en particular: Es un paro nacional abrazado por el conjunto de quienes dependen de un salario, viven, producen piensan y aman en este país y no están dispuestxs a ser testigos pasivxs de su destrucción”.